Breve historia del jabón

¿Sabías que el jabón existe desde hace casi 5000 años?

El jabón ha sido una parte fundamental de la limpieza humana durante milenios. Sin embargo, en los últimos 100 años, hemos permitido que los productos sintéticos se infiltren en nuestra rutina de higiene. ¿Por qué?

La gente siempre ha necesitado limpiarse. A lo largo de la historia, la limpieza ha sido un símbolo de riqueza y salud. Los primeros humanos se bañaban en ríos y lagos, pero con el paso de los siglos y el crecimiento de las civilizaciones, nació la necesidad de un enfoque diferente para la higiene.

Los primeros jabones

El primer uso documentado de una sustancia similar al jabón data de alrededor del año 2800 a.C. en Babilonia. Usaban una mezcla de grasas animales (como sebo y manteca de cerdo) y cenizas, que hervían juntos para obtener un producto para lavarse.

Los egipcios perfeccionaron esta receta añadiendo sales alcalinas y aceites, y los antiguos israelitas, aprovechando su abundancia de aceite de oliva, lo convirtieron en una base perfecta para el jabón. ¡Este tipo de jabón es el que muchos seguimos utilizando hoy en día!

Además, para contrarrestar los olores de las grasas animales, los egipcios añadían aceites esenciales, algo que también sigue siendo común en los jabones naturales hoy en día.

Durante siglos, los jabones fueron un lujo, un símbolo de estatus social. Las clases altas disfrutaban de jabones perfumados con aceites esenciales y flores, mientras que los más humildes fabricaban jabones más simples con cenizas.

Lo interesante es que, a pesar de ser hechos en ollas de hierro fundido sobre un fuego abierto, estos jabones eran mucho mejores para nuestra piel que muchos de los productos sintéticos que se producen hoy con maquinaria avanzada y fábricas de última tecnología.

¿Cómo llegamos a los jabones modernos?

A finales del siglo XIX, dos hermanos, William y James Lever, compraron una pequeña tienda de fabricación de jabón en Warrington, Inglaterra. Descubrieron que podían hacer jabón usando aceites vegetales baratos como el aceite de palma y la glicerina, en lugar de grasas animales y aceite de oliva.

En solo unos años, su negocio se disparó. En 1888 producían 450 toneladas de jabón, y en 1929, la compañía empleaba a más de 1400 personas y era la mayor fabricante de jabón del mundo.

Su empresa, Lever Brothers, se convirtió en un gigante y, tras fusionarse con un productor holandés de margarina, pasó a llamarse Unilever.

A partir de este punto, los aceites vegetales dominaron la fabricación comercial de jabón, reemplazando las grasas animales. Este cambio, impulsado por grandes empresas como Unilever, marcó el comienzo de una nueva era en la que la producción masiva y el marketing reemplazaron los ingredientes naturales por soluciones más baratas y menos saludables.

El costo de la conveniencia

Hoy en día, ingredientes como el lauril sulfato de sodio (SLS), la glicerina y los aceites de semillas (como el aceite de palma y el de girasol) son comunes en los jabones comerciales.

  • Lauril sulfato de sodio (SLS): Este agente espumante, presente en casi todos los productos de belleza, se ha relacionado con el cáncer, la neurotoxicidad y la irritación de la piel. A pesar de ser barato y fácil de producir, sus efectos en la salud son cuestionables.

  • Glicerina: Aunque puede ser un humectante, gran parte de la glicerina hoy en día proviene de la producción de biodiesel, lo que significa que no es tan natural como parece. Además, su producción a gran escala utiliza sustancias químicas peligrosas.

  • Aceites de semillas: Aceites como el de palma, girasol y canola se usan ampliamente, pero el proceso químico utilizado para extraerlos puede dejar residuos de solventes tóxicos como el hexano, un conocido disruptor hormonal.

Conclusión

La ciencia moderna está comenzando a revelar lo que muchos ya sabíamos: la industria está inundando nuestros hogares con productos que, lejos de beneficiarnos, nos están enfermando.

Si te importa tu salud y quieres alejarte de las grandes corporaciones como Unilever, elige productos naturales y orgánicos. Evita jabones que contengan agua y glicerina de baja calidad, y di no al SLS.

Opta por jabones naturales hechos con aceites de alta calidad y un proceso en frío, como:

  • Sebo de ternera: Perfecto para la piel, sin aditivos artificiales.
  • Aceite de oliva: Un clásico en el cuidado de la piel, rico en antioxidantes.
  • Aceite de coco: Hidratante y nutritivo, ideal para la limpieza y el cuidado de la piel.

En ReesBif, estamos comprometidos con la calidad y la salud. Nuestros jabones utilizan solo ingredientes naturales, sin químicos agresivos ni plásticos, porque creemos que lo que aplicas en tu piel debe ser tan puro como lo que comes.

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